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122 llIISIONES DE LOS PP CAPUCHINOS hor,or de sus ministros; tratábase sériamente de la re,. forma de los regulares nacionales reduciéndolos á la vida común y primitiva austeridad de sus mayores; y natural– mente, la idea de tener un modelo vivo y práctico de observancia y santa austeridad que se esperaba de los Capuchinos italianos, encontró benévola y entusiasta aco– gida en todos los espíritus que con sinceridad cristiana y desapasionadamente deseaban la reforma. ., . Así lo hace notar muy atinadamente el P. Alejo de Barletta, nada sospechoso de parcialidad en favor de la fundación en Santiago, como se notará en lo que de él copiaremos en este capítulo. .( 1) Todo conspiraba, pues, en favor del propósito conce– bido; y por esta razón el P . Prefecto, con su actividad carac terística, puso luego manos á la obra. Escribió á los Superiores Generales de Roma, exponiendo sus deseos, en el mes de Diciembre de I 85 I; y para no perder ti empo mientras esperaba su resolución, solicitó en for– ma la autorización del Ordinario y del Supremo Gobier– no, y todo esto tramitaba durante el segundo viaje que, según él mismo nos relata y vimos én el capítulo prece– dente, hizo á Santiago en Julio de I 85 I . :\finguna dificultad se atravesó en estos primeros pa– sos: obtuvo la facultad del Sr. Arzobispo y del poder civil; (2 ) pero su idea debió encontrar resistencia entre los :Vlisioneros que en aquella prematura determinación veían, por el momento, un entorpecimiento para el feliz (1) Apuntes archintdos en el Convento ele Santiago. Leg. I. )\, o 1.o . 2) Archivo del Convento de Santiago, Leg. 1, números 5 y 6,– Holetin de Leyes, leg. XX, N.o 10, pág. , 1:1.

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