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lWND.A.CIÓN DE CONVENTOS 1851-1859 121 Aquel entusiasmo y las necesarias dificultades que se originaron luego que se trató de traducirlo en obras prácticas, dieron ocasión al P. Lonigo para poder apre– ciar el generoso aliento de la sociedad de Santiago para las obras de Dios; y también lo poco que podía es tri – barse en recursos oficiales y reglamentados por autori – dades extrañas á las misiones, para esperar eficaz y du – radera ayuda en ellas . De esta reveladora experiencia surgió, sin duda, la idea de bastarse á sí mismo, formando personal del país , con qué atenderá la conversión de los indios y para ello fund ar un convento noviciado, como base de una Pro– vincia regular de misioneros Capuchinos . Dado el carác ter optimista y decidido que herncs observado en el P. Prefecto, la idea se le presentó via– ble; la veía ya convertida en hermosa realidad, y más cuando pudo contar con la autorizada opinión del Ilus– trísimo Sr. Arzobispo Valdivieso, el cual , en el in forme que dirigió al Supremo Gobierno en favor de la funda– ción , expresaba la misma idea que determinaba los pro– pósitos del P. Prefecto «que siendo dificil traer de Europa religiosos que reemplazasen á los inválidos, convenía que hubiese en la República un plantel en el que se formasen misioneros chilenos, : ( I) A partir de este momento, la principal preocupaciún del Rdo. P. Prefecto, su idea fija, fué levantar el proyec– tado convento. En el ambiente social ele aquellos días, flotaba una aspiración transcendental para el bien ele la Religión y ei (1) Vergara Antúnez. Vida y obras del Sr. Valdivieso, T . I, c. XVIII, pág. 437.