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:· 112 llIISIONJ<~S DE J,08 PP. CAl:'UCHI.NOS Bulnes subió como candidato oficial y popular, sostenido sobre todo por el partido conservador, el más prestigio– so, rico y poderoso del país. Durante su Gobierno el afortunado general, ·prdmo– vió notablemente los intereses de la Nación en todos los órdenes de cosas; pero insensiblemente iban tomando cuerpo y definiéndose ciertas ideas liberales é -iguali tarias emanadas de la Revolución francesa del año r 848. De ella aprendieron los novadores chilenos el arte re– volucionario, como sus padres de principio del siglo, lo habían aprendido de la sangrienta tragedia que llevó á la guillotina al último rey de la Francia tradicional. Formóse pues un partido francamente liberal, organi– zado con tendencias políticas y religiosas , casi del todo definidas, que en las Cámaras del año I S49 se atrevió á presentar batalla al Gobierno. Acercábase el fin del decenio de Bulnes y esta foé la ocasión decisiva de francas hostilidades personales y po– líticas: el Gobierno conservador tuvo su candidato en el distinguido hombre público don Manuel Montt, adicto como nadie al Presidente saliente, y el mejor apoyo de su Gobierno; el partido de oposición , que veía encarna– das en este hombre las ideas y tendencias dictatoriales de Portales, sintió por él resistencias instintivas , y se declaró abiertamente en contra de aquella candidatura, aunque sin poder, por el pronto, oponerle un hombre bastante prestigioso para derrotarle en las urnas. No disimuló el Gobierno la molestia que le causaba. tan marcada hostilidad, y, á su vez, tomó toda clase de precauciones para anular la campaña electoral, supri– miendo diarios, reprimiendo las reuniones y cerrando el centro social « Sociedad de la Igualdad, , que encarna-1Ja

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