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EN LA ARAUC.!.NÍA. 1848-1859 Jli IIC. Revolución política 1lel aiío 1851 Para que el lector pueda formarse idea de las. esca– brosas circunstancias en las que el Rdo. P. de Lonigo tuvo que iniciar sus trabajos como Prefecto ele las mi– siones, vamos á disefiar ligeramente los sucesos políti– cos á que él mismo alude en la citada memoria. El Presidente de la República que negoció con la Santa Sede la venida de los Capuchinos, y con quien hubo de tn tenderse personalmente el primer Prefecto, era el general don Manuel Bulnes, llevado á la primera magistratura de la Nación en alas de la más franca po– pularidad, á raíz del ruidoso triunfo que consiguió en el . Norte contra la Confederación Perú-Boliviana, encabeza– da por el ambicioso y pendenciero General Santa Cruz, y a qLtien había declarado la gc1erra el insigne estadista Don Diego José de Portales. Esta declaración fué causa de un motín militar cuya . victima sangrienta fué el mismo Portales. Su rnuérte, considerada como una tremenda calamidad nacional, afirmó más sus ideas y sus actos de gobierno: , sus partidarios miraron su sangre como rúbrica sa– . grada de la Constitución política de Chile, inspirada por él en 1833; pero sus adversarios vieron en el lamentable _uceso, el principio de u na reivindicación popular contra las excesivas prerrogativas de que se hallaba investido el Presidente y su gobierno, como poder ejecutivo, en cuyas manos estaba la elección de las Cámaras legisla– tivas, el predominio de las ideas y de lo.s hombres que armonizaban con el poder, y aun la designación del su- . cesar á la Pr_esidencia de la República, á la que el sefior

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