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110 llIISIONES DE LOS PP. C APUCHINOS faltado al compromiso de ayudarme á fabricar la iglesia- 1 Ja casa y escuela, me había visto obligado á hacer , un largo viaje, para encontrar aquellos carpinteros, mas les aseguraba que estarían en el Imperial durante la fábrica, después de la cual volverían al momento á sus casas, de donde les habían dejado salir solamente porque yo les aseguré que los Araucanos no son bárbaros, sino muy generosos y llenos de caridad para con los que les vi– sitan. > Ellos, convencidos de estas razones, no dieroil señal alguna de disgusto; y para demostrar que eran verdade– ramente generosos, ofrecieron á los nuevos huéspedes el terreno para que fabricasen sus casas y les trataron con atención. , En breve tiempo quedó terminada la fábrica, y aque– llos operarios volvieron tranquilamente á sus casas. , Coloqué allí dos misioneros, el P. Constancia de Tri– sabio y el P. Tadeo ele Pfatter, y abierta la escuela, volví á Santiago á donde llegué en Julio de 1 8 5 r, al mismo tiempo que el conocido General de Concepción marcha– ba hacia la Capital al frente ele cinco mil revolucionarios, para hacerse Presidente por la fuerza ; y hubiera salido con su intento , si mi entrada en la Araucanía no hubiese da– _do ocasión para que se retirase la tropa que él había obtenido para hacer la guerra á los Araucanos y casti– garlos por delitos que no habían cometido. »Entonces comprendí el sentido de aquellas palabras misteriosas del Presidente: «habéis prestado un g-ran ser– ._,icio á la República, y ví que la persecución contra mí, provenía del temor de que mi presencia en la Araucanía, haría conocer la inocencia de los indios ».

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