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EN LA .A.IUUU.ANÍ 1 184:8-1859 95 resoluciones, y es probable que por esta causa fracasaran algunos ele sus nobles intentos, que tal vez mejor madu– rados y en más propicia coyuntura, sin tanto esfuerzo y disgustos , hubieran siclo coronados por el éxito. Esta apreciación nuestra resultará justificada por los escritos que de él -nos quedan y por algunos sucesos no– tables que vamos á ver enseguida relatados por él mismo, donde , sin intentarlo, nos da la clave del ulterior proces o ele sus gestiones como Prefecto . Por una carta pastoral que se conserva en nuestro ar– chivo de Santiago, Leg. I, K. 0 :2, fechada en Valdivia á :20 ele Junio ele r S 5 o y dirigida á todos los :Misioneros Capu- . chinos de la Araucanía, se ,·e el fervoroso celo del P. Angel, su incansable actividad, (pues la escribe despu és de haber visitado todas las estaciones de :\-'Iisión) y al mismo tiempo su impresión agradable y su satisfacción de padre al Yer aquellos primeros apóstoles tan embebi– dos en su misión y tan observantes del espíritu seréili.co , aún en su forzoso aislamiento. También nos revela en este importante Flocumento, la persecución de que eran víctimas , por parte,,cJe los malos cristianos europeos, que vivían entre los indígenas; y pre– viene á los misioneros que defiendan el honor de los po– bres indios y las tierras de las tribus contra la rapacidad y lubricidad ele hipócritas mercaderes, que no compren– den la santa independencia del ministerio apostólico: en fin, se vé, corno dice al final , que « ni Roma ni el Gobierno habrán de arrepentirse jamás de haber llamado á los Ca– puchinos éÍ. tan penoso apostolado.» •
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