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ÜÜ l\IISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS hacienda, mientras él pasa su vida bebiendo --su_jm!clt, bebida fermen tada hecha con jugo de miel ( r). El adulterio es castigado irremisiblemente con la pena capital, pero tan solo en las esposas; sin duda creen estos salvajes que la fidelidad conyug-al no obliga sino á ellas, en lo cual les siguen muchas sociedades mod e rnas que se dicen civilizadas; ¡¡quizá en virtud de unn. evoludón retrógrada! !. .. Para remedio de sus enfermedades tienen los indios sus Jfac!tis ó curanderas que ejercen su arte como herbo– larias y como adivinas. Cuando algún cacique ó rico araucano se ve postrado por grave mal, manda llamar á la consabida l l,Jacltz·, que luego acude ro::leada de gran aparato y solemnidad con to dos los parientes y vecinos del doliente; antes de en– trar en la ntca entona una música ensordecedora, com– pt1 es ta de pitos, tambüres y flautas de caña, mientras todos saltan y danzan en de rredor ele la casa para aht1yen– tar, dicen, á I'Llliall . ...\eta seguido la 11.fac!tt", fantásticamente ataviada, se encarama en un tronco de canelo, plantado para el caso, y mirando convulsivamentc por todas partes sacude las rama s produciendo un ruído semej ante á viento fu erte . Baja luego del árbol, es introducida junto al lecho del enfermo, y mientras todo el acompaí'íamiento continúa afue ra su inCe rnal música , ella pregunta al pacie11te por su mal, y sacando un cuchillo hace con él unos pases como (J) Hoy desgraciadamente no tiene que molestarse la india en prepara r bebidas para sus hombres y para ella, pues los emopeos se han encargado de yender toda clase de alcoholes :i ín fimo pre– cio, pero que llevados :í. las miserables chozas ele los araucanos, e:-tin acabando con la raza.

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