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33 veintinueve niños; asistí a la celebración de diez y seis matrimo– nios; confesé y di la Sagrada Comunión a sesenta y siete perso– nas; administré el Santo Viático a dos enfermos; por las tardes instruíamos a treinta niños y niñas en los deberes principales de un cristiano, correspondiendo los pobrecitos a nuestros deseos; les hice la función de su Patrono San Isidro Labrador; tanto en este pueblo como en todos los demás aprovechamos la ocasión de estar en ellos para predicárles diariamente, y gracias a Dios, no cae la palabra divina entre espinas . »En el pueblo llamado la Sierrita, o el Rosario, permanecimos quince días; asistí a la celebración de un matrimonio; bauticé ocho niños menores de siete años, y a dos adultos como de diez y siete a diez y ocho años; confesé y di la Sagrada Comunión a cincuenta y cuatro personas, y por las tardes instruíamos a treinta niños y niñas. »En Marocaso permanecimos quince días; asistí a la celebra– ción de un matrimonio; hice la fiesta de su Patrono por el término de cinco días; confesé y di la Sagrada Comunión a doce personas; bauticé a diez y ocho niños, e instruímos a catorce en la escuela que teníamos diaria, y el 18 de junio llegamos a esta ciudad de Riohacha» . Tales son, diríamos, las primicias de este apostolado confiado a la Provincia Regular de Capuchinos de Toledo.
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