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3.3:J ter afable y cariñoso le había con quistado el afecto de cuantos le conocieron. R. P. Buenaventura de Carcagente Este joven fué otra de las víctimas de la «fiebre amarilla». La muerte le arrebató a los 24 años de edad, cuando comenzaba a cosechar las primicias de su celo apostólico. Distinguióse por su candor, sencillez y tierno afecto a María Santísima. Murió en Riohacha el 17 de enero de 1900. Fr. Domingo de Carcagente Otra víctima de la «fiebre amarilla» es este joven religioso corista, que n~urió en Riohacha el 4 de marzo de 1900, cuando apenas contaba 18 años de edad. Su vida inocente y angelical y su cariño a los indios hacían concebir las más halagüeñas esperanzas. Fr. Santiago de Beniarrés Este fervoroso hermano lego e intelig·ente misionero , habiendo ido a Caracas (Venezuela), a desempeñar una misión que se le había confiado, fué atacado por la «fiebre amarilla», muriendo el 19 de julio de 1900. R. P. Mauricio de Alcira El 6 de septiembre de 1906 murió en Riohacha este joven reli – gioso, cuando contaba 26 años de edad, víctima de la insaciable «fiebre amarilla». fué sencillo y angelical, inocente y bondadoso. En sus excursiones por la Guajira había dado señaladas. muestras de gran aptitud para el oficio de misionero·; pero la muerte segó en flor todos sus proyectos y esperanzas. R. P. Antonio de San Jorge El exceso de trabajo le produjo a este buen n11s1onero una serie de «ataques cerebrales» que le privaron del conocimiento por espacio de veinte días, hasta que la muerte, desapiadada111ente, cortó el hilo de su existencia. Murió en la Sierrita (Nevada) el 7 de enero de 1907. Los pueblos de Sierrita, Caracolí, San Juan y otros llora– ron la muerte de tan buen padre y maestro, que se desvivía por ellos en la escuela instruyendo a sus hijos; contaba 50 años de edad.
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