BCCCAP000000000000000000000198

330 por la Santa Sede, entonc¿s hubieran ado ptado el sistema del Orfe– linato como instrumento de civilización, ciertamente que hoy en la Guajira y en la Nevada la civilización estaría más adelantada; pero no se optó ese medio, de que nadie es culpab le, porque nadie pensó en él: de aquí que se gastaran energías y vidas, siendo esto el ma– yor desconsuelo de los mismos misioneros; pero el fracaso sufrido buscando al indio en sus propios ranchos, hizo reflexionar a los mismos misioneros, haciéndoles variar por completo los métodos civilizadores, adoptando, de acuerdo con el G obierno Nacional, el Orfelinato como medio único de civilización, comenzándola por la niñez, redimida en gran parte del inhumano tráfico, ya que una triste y dolorosa experiencia había demostrado que con los viejos indios nada se conseguía, ni con los niños mientras permanecieran junto a sus padres. Hoy, los resultados, a pesar de ciertos informes dados por algu– nos individuos que al visitar parcialmente de prisa y de corrida algún Orfelinato han creído encontrar en cada palo de trupío de la pampa guajira un Capuchino y en cada rancho un misionero; a pesar, pues, de los tendenciosos informes, los resultados son alta– mente satisfactorios, y cada vez lo serán mayores, siempre que se cuente con el decidido y eficaz apoyo del Gobierno Nacional, que con tanto cariño m ira esta obra, y de la Junta Arquidiocesana de Misiones, que tanto vela por el bien de todas las Misiones. Lo que importa, pues, es facilitar la fundación de nuevos Orfe– linatos, porque es muy cierto que cada Orfelinato es la base y el fundamento que se echa de un nuevo pueblo. Y vosotros, amados y abneg·ados misioneros, no desmayéis ante los dichos de vuestros enemigos y adversarios que falsean la verdad; trabajad con celo por la regeneración de vuestros guajiros, arhuacos y motilones, teniendo presente que «merces vestra copiosa es! in cadís» ( 1 l. (1) Mal., 5-12.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz