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326 historia de todos los siglos y de todas las empresas que llevan el sello de Dios. Que hoy, pues, sea el justo perseguido y su obra puesta en tela de juicio, no nos debe extrañar. Es una prueba de que el bien y el mal -se repelen, como se repelen la luz y las tinieblas, y es el autén– tico testimonio de que su obra es obra de Dios. La Misión de la Guajira varias veces se ha visto acometida en las Cámaras y en la prensa, y sus adversarios la han atacado en sus instituciones sin compasión, no teniendo, tal vez, en cuenta que al atacar las instituciones, sus recriminaciones iban directamente contra los indefensos y sufridos misioneros, que por toda paga a Primeros matrimonios celebrados e ntre alumnos del Orfelinato de Nazarct (Guaji ra ) • sus múltiples penalidades, privaciones y sacrificios, no reciben otra cosa que los juicios aviesos de todos aquellos que no quisieran existiesen las Misiones. La península Guajira, la Nevada y la Sierra de Motilones, ¿acaso estas tres grandes regiones están hoy como lo estaban treinta años atrás? Muy miopes deben estar los que califican la obra de los misioneros Capuchinos en el Vicariato de la Guajira, de obra «misérrima» . ¡Cómo se conoce que los que dicen y propalan estas y otras cosas peores en contra de la Misión y de los beneméritos misioneros, no sufren las insolaciones día por día y año tras año yendo por las pampas de la Guajira, ni andan los escabrosos sen -
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