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CAPfTULO LXXI C'.f los acfL,c1·saríos del CZtca.cíalo de la D .. \....fUO/ZI'CL SUMARIO: El discípulo no es más que el Maestro. -La obra de Dios. - Sacrificios del misionero. - Visita integral de todo el Vicariato. - Regeneración de una raza. - Sistema Orfelinato. - Resultados satisfactorios. - ¡Buen ánimo! uE el justo sea hoy perseguido con la palabra y con la obra, no es cosa nueva . El bien y el mal nunca se avinieron, como no se avienen la luz y las tinieblas. Jesucristo, que fué el Justo por excelencia, no estuvo exento de la maledicencia de los hombres; sus obras pro– digiosas, sus relevantes virtudes y sus estu– pendos milag-ros pro¡iucían en muchos efec- tos contrarios; por eso decían que en nombre de Belcebú, príncipe de los demonios, arrojaba a los demonios; por eso le perseguían con odio mortal y le desprestigiaban ante el vulgo. Y como no ignoraba que los discípulos de su escuela no serían mejor tratados que él, por eso les llamó bienaventurados cuando sufrieren persecución por la justicia, advirtiéndoles que el discípulo no es más privilegiado que el Maestro, y que si El, siendo Maestro y Señor, no encontraba mas que desdenes, malquerencids, odio y persecución, ellos no debían esperar ser más afortunados. Desde entonces los discípulos de Cristo no han sido mejor tratados que el Maestro, y toda obra buena desde entonces lleva el sello de la contradicción. Esta es la

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