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13 Ilustrísimo y Reverendísimo señor: Tengo la satisfacción de diri– girme a V. S. l. por primera vez, anunciándole una nueva ventu– rosa, que indudablemente ha de henchir de consuelo a su corazón, tan lleno de bondad y de celo pastoral por el bien de la Diócesis confiada a su cuidado. »No hace mucho que el dignísímo, y por todos conceptos apreciabilísimo, Excelentísimo señor Delegado Apostólico de esos Estados Unidos de Colombia, escribió a nuestro Reverendísimo Padre General manifestándole sus ardientes deseos y los de V. S. l. de que se instale en esa Provincia Eclesiástica una residencia de PP. Capuchinos, añadiendo que se proveerá, como es justo, para los gastos de viaje, viático y de cuanto ocurra para una nueva y naciente comunidad. »El Reverendísimo Padre General y el Procurador General se han interesado mucho y suplicado tomase en consideración este negocio de grande importancia para el porvenir temporal y eterno de tantas almas que viven abandonadas y privadas de la gracia de los Santos Sacrament0s, por carecer de celosos operarios que las dirijan por la senda de la salvación. »Pues bien; queriendo cooperar en cuanto esté de mi parte a los designios de la Providencia en esas remotas tierras, a mayor gloria de Dios y en honor de la Divina Pastora de las almas y de esos pobrecitos colombianos, esta Provincia hace un sacrificio y responde a V. S. l. y al Excelentísimo señor Delegado Apostólico, con un sincero y generoso: Ecce ego, mitte me . »Están a su disposición seis misioneros, que se embarcarán en cuanto V. S . l. me envíe fondos para el viaje, con el fin de pro– veerles de un pequeño equipo y de lo indispensable para constituir una residencia. »Si hubiese tenido dinero para sufragar estos gastos, la res– puesta hubiera sido la presentación inmediata de los religiosos; pero, gracias a Dios, no tenemos más capital que la santa pobreza, y la Providencia provee en todas las necesidades actuales de la Provincia. »La formación de la juventud exige grandes sacrificios. Esta casa es la que produce más vocaciones y la más necesitada. En ella tengo a 70 niños escogidos, que se les prepara para el novi– ciado; y por ser esta institució·n de grandísimo interés para el por– venir de la Orden y de las Misiones, agradecería a V. S. l. me ayudara a sostenerla. ¿Mereceré tanto favor? Dios se lo pagará. »Van adjuntos dos retratos para que los vea, advirtiéndole que

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