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123 Al siguiente día fueron llamados todos los Capuchinos al cuar– tel general; y a fin de cumplir este mandato, el Superior, que lo era el M. R. P. Francisco de Orihuela, acompañado de todos los reli– giosos y los novicios, se presentó al Jefe revolucionario General Castillo, el cual dijo al Superior: ,,Los misioneros, por ser conser– vadores, pagarán una multa de 10.000 duros». Como esta cantidad no la tenían los misioneros, entregaron el dinero que poseían para comer y atender los gastos de la Misión, con lo que se dieron por satisfechos, pero imponiendo el General en castigo la ,,suspensión a divinis» al Superior de la Casa-Misión. ¡Qué sarcasmo! Con todas estas revueltas políticas la Misión Guajira quedó completamente desconcertada, imposibilitando su labor a los mi– sioneros.

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