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En la reunión del patronato, celebrada con carácter de urgencia, se acuer– da continuar las gestiones iniciadas y buscar una solución que, aunque provisional, venga a resolver al mismo tiempo el problema que plantea la creación de una escuela de patronato a la que necesariamente hay que llegar. La creación de una escuela de patronato causaba de refilón un grave problema económico a la Fraternidad. Los maestros de la escuela de San Antonio no podian desempeñar su labor docente en las escuelas del patro– nato por no estar en el escalafón del Estado. Había que prescindir de sus servicios, pagando una fuerte indemnización, o había que buscar otra so– lución. La indemnización suponía unas 60.000 ptas. en el caso de don Clemente Colón, y unas 30.000 en el caso de don Ricardo Merenciano. Además, los dos maestros podían presentar otras reclamaciones, que su– pondrían un fuerte desembolso, ya que no se había cumplido con ellos la normativa laboral vigente. Por tanto, se tuvo que pensar en otra solución. Después de largas reflexiones, los mismos profesores afectados indicaron que se podria crear una academia. El barrio de Torrero, con 35.000 habi– tantes, no contaba con un centro de segunda enseñanza. Los colegios de enseñanza primaria eran insuficientes y estaban mal atendidos. La acade– mia pondría al alcance de los niños del barrio un nivel de educación, al que no podían aspirar por dificultades económicas. La academia facili– taría incluso «la entrada a muchas familias cerradas para el sacerdote» («Boletín Oficial de la Provincia», vol. 17, pág. 143.) El patronato ofreció una pequeña finca con su jardín que habla adql.\i· rido en la calle de Alicante. Los hombres de Acción Católica salieron res– ponsables de los gastos que se originarían al acomodar «El Castillo» (así era conocida la casa) para academia. En septiembre se completó el claus– tro de profesores. Se llegó a un acuerdo económico con ellos, de manera que percibirían un tanto por ciento de los ingresos. Se nombra director, profesor de religión y latín al P. Miguel de Artajona. El I de octubre se bendijo e inauguró con una misa el nuevo centro llamado Academia de San Antonio. La academia constituyó un sorprendente éxito desde el principio. Se enseñaba cultura general, se cursaba el llamado año de ingreso de bachi– llerato y los tres primeros cursos del bachillerato. Se examinaban por libre en el Instituto Goya los niños y en el Instituto Miguel Servet las niñas. Por las noches, se impartía repaso de bachilierato y comercio, taquigrafía, mecanografía, contabilidad y cultura general. El centro se cerraba a las diez de la noche. La creación de la Academia de San Antonio llenaba un vacio. Fue el primer centro de bachillerato que se abrió en el barrio. Y además resolvía 91

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