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La obra se realizaría acog1endose a la~ norma, dada~ poi el Ministenu de la Vivienda. según las cuale~. el gobierno estaba obligado a ~ubvem:10- nar la construcción de la iglesia y casa sacerdotal. allí donde el 50 por dento de las viviendas hubiesen sido construidas de acuerdo a la ley de 15 de julio de 1954. Nuestro sector reunía con creces ese requisito y las pn– meras gestione~ fueron tan optimistas que se encomendó al an¡uitecto Se– ñor Romeo la confección de los plano~. El 17 de enero de 1957 el P . Provin– cial «viene a informarse de los plane, y planos... sobre la edificación de la iglesia... y en una reunión con la Comisión del Patronato Católico So– cial de Torrero los aprueba y bendice». (Crónica, pág. 38.J Los dlas van pasando y las gestiones no acaban de dar su fruto, a pe– sar de la influencia en el Ministerio de las personas interesadas en el pro– yecto. En el verano de 1957 fue nombrado superior de la casa el P . Miguel de Artajona, a quien se le informa del proyecto como un obra que puede comenzar cualquier día. Las obras se creen tan inminemes que en el mes de julio de ese año se hace una solicitud al Ministerio de Educación Nacio– nal, pidiendo la transformación de las escuelas de San Antonio en una Es– cuela Graduada de Patronato en la que los profesores fueran subvenciona– dos por el Estado y que se instalaría en las dependencias de la residencia de los religiosos. El dla 20 de agosto el Sr. Cañada, presidente del patronato, llama des– de San Sebastián al padre superior para que acuda a la entrevista concedi– da por el subsecretario del Ministerio de la Vivienda. Acuden a ella el pa– dre superior. don Antonio Cañada, don Jesus Vicente. presidente y vocal del patronato. respectivamente, y el gobernador civil de Zaragoza, vincula– do a don Jesús Vicente por lazos de amistad y que está interesado viva– mente en el proyecto. «I d enirevista fue cordial y am1s1osa. !:,e examina el proyeclo y ,e ha..:en alguna, correccione~. Hay detalle, que uhimar Al hablar de la manera de llevarlo a la práctica, se ve darisimamente que pasó va a la historia la mejor ocasión.» (Cróm,·a, pág. 54.) Y es que los días del subsecretario en quien se confiaba plenamente estaban contados. Así las cosas. el padre superior vuelve a Zaragoza y se pone en conta,. to con el P Antonio de Argueda~ que ,e encontraba en Madrid activando la solicitud presentada. El P. Antonio de Arguedas era en aquel entonces el director del colegio de San Antonio. Le pide no sólo t¡ue no active la soli· citud presentada ante el ministro. ~ino que la retire ~i le e, posible. cosa t¡ue consigue hacer. Don Antonio Cañada ~ don .le~u, V11.:en1e interrum– pen ~u, vacaciones y vuelven a Zaragoza a estudiar el problema planteado. 9()

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