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acuerdo con un modelo de socialización prevalente en los sectores de pro– funda~ creencias religiosas. La escuela de San Antonio se caracterizaba por la disciplina, la seriedad en el trabajo, la familiaridad en las relaciones profesores-alumnos, la cordialidad entre los religiosos y las familias. El modo de educar respondía ampliamente a las expectativas de la gente, ya que, según el cronista, fueron numerosas las peticiones que hubo que desatende· b) Función religiosa. El objetivo último perseguido por los religiosos en el barrio era apóstolico. La escuela constituía un lugar adecuado para realizar cómodamente una vasta proyección cristiana. Los niflos asistían a la catequesis, rezaban el rosario, cumpllan el precepto dominical, comulga– ban con frecuencia, hacían los ejercicios propios de cada tiempo litúrgico, ajustaban su comportamiento a las exigencias de una moral cristiana. Mu– chas de las obligaciones religiosas estaban detaUadarnente seflaladas en el Reglamento. En 1933 se formaron los coros infantiles de los Jueves Eucarísticos con los niños de la escuela. En la festividad de Cristo Rey, acudían por prime– ra vez formados y con banderines a la misa solemne. «Los niños han entrado en la capilla momentos antes de la misa, correc– tamente formados, como pequeño batallón, llevando al frente cada coro su banderín correspondiente." (Crónica, pág. 22.) A los niños pequeños se les preparaba convenientemente para la prime– ra comunión. Las primeras comuniones constituían verdaderas fiestas en el barrio. Por la mañana los niflos recibían el Pan de los Ángeles. En el con– vento se les daba el desayuno. Por la tarde volvían todos a la iglesia y, «reunidos en torno a Jesús Sacramento, renuevan solemnemente las pro– mesas del Bautismo». (Crónica, pág. 22.) Uno de los matices que más cultivaban los religiosos en la piedad de los niños era la devoción a María. El mes de mayo ofrecia el marco más adecuado. En el ai'lo 1930 el cronista nos recuerda que «a las cinco de la tarde se hace el ejercicio (de las ílores) exclusivamente para los niños y niñas de las escuelas... Para mejor atraerlos, todos los sábados, un grupo de niños, vestidos de blanco y preparados por sus res– pectivos maestros, ofrecen ílores ante el altar de la Virgen y recitan pre– ciosas poesías que agradan no ~olamente a los pequeños, sino también a la~ persona., mayores que asis1en». (Crónic·a. pág. 23.) c) Función cu//ual. La escuela de San Antonio no nació como algo subsidiario de la iglesia y en orden a dignificar el culto, como las escola– nías de otras iglesias de la Orden capuchina. Sin embargo, los niños po– dían constituir un excelente apoyo en los actos litúrgicos Por eso, pocos K7

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