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IV. «EL MENSAJERO DE SAN ANTONIO» Martln Sáez de Vicui\a NACIMIENTO El 12 de junio de 1929 la nueva comunidad de padres capuchinos se instala en la recién inaugurada residencia de la avenida de América, barrio de Torrero, y abre las puertas de una modesta capilla bajo la advocación de san Antonio de Padua. Lógicamente, los capuchinos apenas eran cono– cidos entonces en Zaragoza. El P. Ignacio de Pamplona, primer superior de la residencia, en uno de sus geniales chispazos tan característicos en él, decide publicar una pequeña revista. Para ello, pidió la debida autoriza– ción al entonces obispo de Huesca, monseñor Mateo Colom, y con fecha del 7 de noviembre de 1929 vino la solicitada autorización. El 13 de enero de 1930 hacía su aparición con sencillez y humildad franciscana el primer número de «El Mensajero de San Antonio» con una tirada inicial de mil ejemplares. FINALIDAD DE LA REVISTA En el primer número se daba a conocer a los posibles lectores la doble finalidad que perseguía la nueva publicación: fomentar la devoción de san Antonio e informar a sus devotos de los cultos que se organizarlan en la nueva capilla en el populoso barrio de Torrero. No he podido resistir a la curiosidad de ojear aquellos primeros núme– ros de la revista. Los he encontrado sublimemente sencillos, eminente– mente antonianos y esencialmente populares. No dudo que ésta ha sido el arma secreta que ha hecho triunfar a «El Mensajero» en toda la línea. La pequeña publicación constaba de ocho páginas y la suscripción anual era de una peseta. 71

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