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Se puede aventurar que en las grandes solemnidades se acercaban a comulgar unas 2.500 personas. Y los domingos y primeros viernes, alre– dedor de 1.500 personas. Los dlas laborables, de 250 a 300 personas. A todo ello contribula el buen servicio de celebraciones de misas, dada la gran cantidad de religiosos disponibles. Desde el comienzo trabajaban en este ministerio diez sacerdotes. En 1948 llegan a quince. A los que se ai\aden cuatro más en el mismo ai\o al implantarse el Colegio de Filosofía. Durante muchos ai\os se celebraban diariamente ocho o nueve misas. Los domingos se aumentaban dos y hasta tres más. La predicación de la palabra divina se centró primeramente en la pro– pia iglesia. Luego se extendió a otros lugares. La predicación en el santuario quedó organizada asl: los domingos se predicaba la homilía en todas las misas de hora. Otros días, como prime– ros viernes, los trece de cada mes, cuartos domingos, festividades, novenas y Trece Martes, se predicaba en la función de la tarde. Novenas impor– tantes eran las de: la Inmaculada, Ánimas, San Francisco y San Antonio. En la Cuaresma se acostumbraba predicar hasta cinco tandas de Ejercicios espirituales abiertos. Éste es el número de predicaciones diferentes, aparte de las homilías: Ailo Sermones Misiones Ejercicios Novenas Triduos 1945 IO 9 9 1946 Sin datos 1947 328 11 12 3 15 1948 Sin daros 1949 69 14 9 6 1950 85 9 13 3 5 1951 140 10 20 6 4 1952 150 3 30 6 11 1953 97 4 22 5 19 1954 342 5 34 8 12 Entre las m1S1ones populares destacamos la predicada en Torrero del 29 de febrero al 7 de marzo de 1948, por el P. Casimiro de Bilbao, al aire libre, en la plaza de las Canteras. Llamó la atención por realizarla en un barrio pobrísimo con fuerte incidencia en los problemas sociales. Participaron 200 personas en la comunión final, considerándos(l un éxito. 35

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