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El distanciamiento provocado por las tensiones a las que hemos aludi– do ha supuesto que los centros de enseí'lanza no hayan sido atendidos como obras plenamente aceptadas por la casa, sino como obras un tanto ajenas, que caen dentro del amplio espectro de actividades que realizan los religiosos. La etapa que acabamos de perfilar es una etapa de tanteos, de bús– queda de soluciones que nunca aparecen como definitivas. Hay que destacar numerosos intentos de construir un centro nuevo en solares del ayuntamiento o en otros de propiedad privada en los limites del barrio. El religioso que ha vivido profundamente todas estas inquietudes y que ha buscado insistentemente una salida airosa para una obra apostó– lica de tanta trascendencia ha sido el P. Miguel de Artajona. En 1978 y al cumplirse veinte arios de su entrega callada al servicio del barrio, la Aso– ciación de Padres le rindió un homenaje público del que se hizo eco la prensa local. NUEVO COLEGIO DE SAN ANTONIO La Ley de Educación de 1971 exigla una reestructuración de todos los centros. Por esta razón, el colegio de San Antonio, dependiente del Patro– nato y la Sección Filia.! número 3, dependiente de los capuchinos, se han transformado progresivamente en una sola entidad. En 1971, el Patronato «traspasaba» el colegio de San Antonio y la Maternal-Preescolar a la Pro– vincia Capuchina y se comprometía a seguir cediendo los locales, mientras éstos se dedicaran a la enseí'lanza en el barrio. Sin embargo, las bajeras de la calle de Monterregado fueron juzgadas por la Inspección de Zaragoza como inaceptables para impartir la ense– í'lanza de EOB. La transformación que recibió el centro por Orden minis– terial de 10 de julio de 1975 fue de «condicionada a la realización de las obras necesarias». Se ofrecía para ello «el poder acogerse a los beneficios derivados de la declaración de interés social preferente». Pero, de no cum– plir la condición indicada, se decía que «se procederá a revocar la Orden de Transformación condicionada», concediendo la habilitación provisional para impartir primera etapa de EOB. Esto llevaba consigo dos cosas: no poder recibir subvención alguna y el tener que desaparecer al resolver el Estado el problema de escolarización del sector, debiendo indemnizar al profesorado y demás personal que se tuviere. -95