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te. El hijo de la Pastora vigila, descubre al mero– deador y frustra sus ardides, aunque venga envuel– to en piel de oveja. Largo sería el dolor del zagal si, por su descuido, hiciese presa la fiera en el ganado de la Pastora o desgarrara a una sola., Llorará la pérdida aun de ovejas incautas o per– tinaces, que abandonan el redil o se resisten a en– trar en él, y dan al fin en las fauces del dañino. Entonces, como el pastorcito de Belén, desafiará al lobo carnicero, le arrancará la presa y restañará la sangre. La oración a la Pastora logrará la curación. Madre del buen Pastor: infunde tu gracia y tu celo a los zagales. Bendice sus fatigas, pues traba– jan por encaminar al aprisco a la mayor parte de tu grey. Apresura el día en que puedan cantar los que todavía no han oído tu nombre ni el de tu Hijo: "iCuán bellos son los montes, los pies del mensa– jero de albricias, que anuncia paz; del portador de buena nueva, que anuncia salvación!" (3). 58.-LA PUERTA DEL REDIL El zagal busca la gloria del buen Pastor y de su Madre. Su lema es el del Precursor del Cordero de Dios (1): "Conviene que El crezca y yo mengüe". Como el zagal reconoce que nada tiene de su -91-

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