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En tu salutación los pongo, Pastora mía, para que tu Hijo piadoso quiera acordarse de ellos. Consi– gue de El que les envíe devotos predicadores que los dirijan y enseñen a conocerte y amarte, y a tu Hijo glorioso. De tal modo que puedan salvarse y en este mundo sepan de todo su poder servirte y honrarte, y a tu Hijo bendito. Bocas tienen los infieles con que podrán ala- barte, si te conocen. Corazón tienen con que podrán amarte. Manos tienen con que podrán servirte. Pies tienen con que podrán caminar por tus sendas. Digna eres tú, Pastora y Señora mía, de que por todas las gentes y por todas las tierras del mundo seas conocida, amada, servida y honrada. Salúdante por mí, pidiéndote tu gloria y ben– dición. 56.-HIJO, NO MERCENARIO El zagal erraría en su oficio si echara en olvido que es hijo de la Pastora. Lejos de él los sentimien– tos del mercenario. "El que es asalariado y no pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y disper– sa" (1). · Es asalariado y nada se le da de las ovejas (2). -88-
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