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No merecía yo habitar en tu aprisco, ni que me regalaras con singulares beneficios. Ayúdame a co– rresponder a ellos señalándome entre los zagales que se afanan por tu gloria. Divina Pastora: amas con predilección a quie– nes se distinguen en el seguimiento de Jesús. Haz que mis manos, ungidas con el óleo del sacerdocio, derramen el bien, como las de Jesús. Que mi len– gua, como la suya, anuncie las misericordias del buen Pastor y de su Madre a quienes todavía no las han oído. Y si no te place alejarme de las delicias de tu aprisco, enardece mi corazón y da eficacia a mi ple– garia cuando te ruego por los descarriados. Vence mi repugnancia al dolor y haz que lo to– lere unido al vuestro, por la salvación de mis her– manos. Con tu gracia, mi buen ejemplo sea estímulo para los alejados del buen Pastor y aun para los que caminan por senderos de perfección. 55.-COLOQUIO Suenen en tu oración a la Pastora devotos afec– tos, como los del beato mallorquín, el de corazón seráfico, en su Blanquerna (1). iAve, María! Saludos te traigo de parte de les moros, judíos, herejes e infieles. Todos ellos te sa– ludan por mí, que soy su procurador. -87-

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