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das de lobos ,extraviadas en selvas tenebrosas, anP.– gadas en lagunas pestilentes. La Pastora exclama confiada: "Y ésas también tengo yo que recoger. Y oirán mi voz. Y vendrá a ser un solo rebaño, una sola Pastora" (2). "Los reuniré como rebaño en aprisco, cual hato en medio del pastizal. Producirán gran estruendo por la multitud de gente" (3). Pues Ella es la que "congrega a los dispersos de Israel" (4). Propio es de su oficio de Pastora recoger lo es– parcido y traer a un rebaño a muchos, a cuantos, sin su ayuda, caminarían perdidos. Alguien "profetizó que Jesús había de morir por la nación, y no por la nación solamente, sino para que a los hijos de Dios que estaban dispersos, los juntase en uno" (5). El buen Pastor, al morir, confió a su Madre la continuación de su misión salvadora. Y Ella no des– cansará hasta lograr que quienes todavía están le– jos, se aproximen (6) y entren en el redil, con su auxilio. Las manos de la Pastora otorgan todas las gra– cias actuales que mueven a la conversión a infieles y pecadores. Por Ella reciben la vida divina. Por Ella crece y se perfecciona el cuerpo místico de Cristo. Hoy se desvela por sus hijos espirituales, por -82-

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