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La Pastora la ofrece con sus manos. Como la sá.l de los pastores, despierta el apetito de lo espirituat Nos marca con el hierro de Dios, para que for– memos no sólo el único redil, sino la grey semejante a su Cordero: participantes de su misma vida, in– corporados a El, transformados en El. Quiere presentarnos al Padre como presentaba a su propio Hijo: grata ofrenda a sus divinos ajes. ~ lo alcanza con su gracia. Nuestras obras, nacidas de raíz celestial, nos elevan a la unión familiar con Dios en lus mantes vestidos de flor eterna. Porque el acebuche pone fin a su vida silvestre y comba sus álabes cargados de gruesas olivas (1). Vivíamos como las fieras del campo. Pero ha amanecido el día anunciado por el profeta (2): "En– tonces pastará el lobo con el cordero, y el leopardo estará tumbado con el cabrito, y el ternero y el leon– cillo pacerán juntos, y un zagalejo podrá condu– cirlos." Con el vellón teñido de la púrpura del sacrificio seguimos al Cordero que redimió a sus ovejas. 46.-PAN DE LA VIRGEN A todos los pastos aventaja el de los campos de Belén. Nació de las purísimas entrañas de nuestra Pastora. Es pan vivo. Quien lo come, vivirá para siem- - 73 -

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