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Nosotros .podemos columbrar los rasgos de su alma meditando en sus obras y virtudes, contem– plándola en los pasos de su vida terrena y gloriosa. Humildes, castas, limpias eran las miradas de sus ojos, las palabras de su boca, el porte de su cuer– po virginal. Pero su alma lo era todavía más. Caridad derramaban sus manos. Pero el manan– tial inagotable estaba en su Corazón. Le cantamos: "Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos." Ella torna a nosotros su alma en– tera, sagrario de la divina misericordia. Bienaventurada porque llevó en sus purísimas entrañas al Salvador y le amamantó a sus pechos. Más bienaventurada porque, por su plenitud de gra– cia, fué digna morada de la Trinidací; porque oyó la palabra de Dios y la guardó (2). Del Corazón de la Pastora brotan los buenos pensamientos sobre ti; los designios de elevarte por los senderos de la perfección; los sentimientos ma– ternales. Pídele ayuda para no frustrar sus propósitos: un corazón semejante al suyo. 39.-MANANTIAL DE PUREZA Tan soberana beldad de cuerpo y alma ¿no nos retraerá de acercarnos a Ella? ¿cómo contaminar su aroma de nardo con las exhalaciones impuras de nuestro corazón? -62-
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