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Recuerda que la voz de tu Pastora es suave como un susurro. Sumergido en el silencio de la oración, percibi– rás sus palabras, sus inspiraciones, sus llamadas a la puerta de tu corazón. Acaso a la media noche. 34.-ME SIGUEN Y las ovejas le siguen, porque conocen su voz (1). Van las ovejas por donde va su Pastora. No le pierden paso. Nada les turba ni desvía. Conocen su voz. Le siguen como ovejas mansísimas, que de un niño se dejan guiar. N:..> como toros bravos, que ate– rran con sus embestidas y derrotes. Aseméjase a la oveja- -dice San Buenaventu– ra-el alma que, como oveja inocente, no tiene ar– mas para atacar: no cuernos de soberbia, ni cascos de violencia, ni dientes de crueldad, ni uñas de ra– pacidad, ni veneno de malignidad. El pastor suele andar vestido de pellico. Pero el parecido de estas ovejas con su Pastora es más hon– do. Cuando siguen sus huellas, van ataviadas de sus virtudes. Su voz mueve, en verdad. Pero ¿quién podrá re– sistir la atracción de su ejemplo? Arrastra la Pas– tora con su humildad, mansedumbre, paciencia, ca– ridad. Guía por la senda de la inocencia candorosa. - 55-
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