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sus esquiladores (2). Con tan buen semblante va cuando la llevan al matadero (3), como camino dE la dehesa. Su instinto le enseña a distin~ir la yerba sa– ludable de la venenosa. Pero sobre todo se señala por su adhesión a: pastor. Sin él vive amedrentada, llena de zozobra A su lado, nada teme. Si hieren al pastor, se des parraman las ovejas (4), como les recordó el Señrn a los Apóstoles (5). Tanto confía en el pastor qm ni aun sabe guardarse de muchos males. Como está. avezada a guiarse por aquella voz : silbo, si la dejáis sola en el campo, allí se morirá sin atinar a la majada hasta que el pastor salga ei su busca. Mira de continuo si anda debajo de 1: mano de su pastor, si está con su rebaño o se me2 cla con otro hato, si pace en su dehesa. ¿Te pareces a la oveja? ¿vives con el corazói atento a la Pastora? 31.-SEÑALES El buen Pastor y su Madre son nuestros dueño! También lo son de los árboles de la selva, de la crestas rocosas de la serranía, de las flores del can po, de las olas del mar. Pero ni las olas, ni las fl< res, ni las arboledas ni las cimas confiesan su v~ sallaje. -50-

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