BCCCAP000000000000000000000195

Penetra lo personal de cada oveja, y la rige y la llama al bien en la forma particular que mejor le acomoda. A los predestinados se inclina con prefencia, como a ovejas que nunca se han de separar de Ella, aunque sigan por algún tiempo sendas torcidas. A cada una llama por su nombre. El pastor, para dar nombre a sus ovejas, ur+as veces repara en su color. lCuál es el mío? lPurpú– reo de caridad"? lAmarillo de envidia? lGrís de tk bieza? lNegro de pecado? Otras veces a tiende a las aficiones peculiares de la oveja. lHambreo el pan de la Eucaristía? lMe complazco en las espinas de la mortificación? lBus~ . co la compafi.ía de mi Pastora? lRecuerdo los pade– cimientos del Redentor? Madre mía, llámame por mi nombre constante– mente: por. mi nombre escrito en los cielos (2), en· el libro de la vida (3). 24.-SUYAS El buen Pastor y su Madre apacientan ovejas suyas. El Hijo es duefi.o de las ovejas, pues las creó ccn el Padre y con el Espíritu Santo. Y, aunque en el. primer instante de la creación no existía nuestra - Pastora fuera de la mente divina, con todo, las trPs Personas la columbraban, la contemplaban con -40-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz