BCCCAP000000000000000000000195

dre; repugnante a sus divinos ojos: como un corde– ro blanquísimo bañado en fango hediondo. ¿Qué mucho que suqara sangre'? Y yo, causante de su congoja, ¿ni siquiera de– rramo lágrimas contritas? 16. -FRUTO DE SU DOLOR A la Pastora y a su Cordero únicamente les con– fortaba el pensamiento de la gloria del Padre y de nuestro bien. En la Cruz nos ganaban el consuelo, el remedio de nuestros trabajos, la alegría, la gracia y la gloria que para siempre esperamos. Adora al Cordero inmaculado, redentor de sus ovejas, cuando te lo muestren en la sagrada Hostia. Inmaculado, porque no tuvo mancha, porque hizo inmaculada a su Madre, porque borra nuestros pecados. Cordero de poder divino, pues venció al lobo que merodeaba en los aledaños del paraíso buscando presa. De valor infinito: nos rescató a subido precio, entregando por nosotros una redención que nadie hubiera osado pedir. Me amó y se entregó por mí (1). Ruégale a la Pastora que, pues, tan doloroso fue tu alumbramiento a la vida de la gracia, te mire con mayor ternura, como al hijo de Raquel (2). -31-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz