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Si el Señor miró complacido a Abel y a los pri– mogénitos de su rebaño (2), ¿cómo miraría a la Virgen y a su Cordero? ¡ Madre del Cordero de Dios: puras son las manos con que muestras al Padre la ofrenda de su Hijo y tuyo. Llena de gracia: en tu alma sólo puede anidar el agradecimiento. Compadécete de la mía, donde ha anidado la culpa. A ti me arrimo, Llena de gra– cia. Ofrece a tu Cordero en expiación de mi pecado. 15.-MANSO CORDERO OFENDIDO Durante treinta y tre"s años se abismó la Pastora en la adoración de la Víctima. Cordero manso, hu– milde, obediente, sufrido, puro, inocente. Manso en lo que padeció por nosotros. En lo que cada día nos sufre. Aunque ve nuestras vilezas, nuestro desprecio de su sangre, nuestra ingratitud. Puro e inocente, pues de El procede toda pureza y santidad. Cordero inmolado por las ovejas, redentor de todas ellas. Víctima aceptable, suficiente para satisfacer con .sobreabundancia por todos los pecados del mundo. ¿Qué congoja no sentiría el inocentísimo Cor– dero de Dios al verse cargado con todos los pecados del mundo? Con los míos: con mis culpas y tor– .pezas. Por ellas se consideraba como desechado del Pa- -30 -
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