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Y Jesús los ofrecía al Padre unidos con los suyos. Pastora y Corredentora mía: tanto me amaste que entregaste por mí a tu Hijo unigénito (1). Todo lo diste a trueque de poseer mi corazón. ¿Ignorabas que no es el campo del tesoro escondi– do (2), sino charca corrompida de la que se exhalan los malos pensamientos? (3). Murmuraban los discípulos cuando se derramó el perfume de nardo en obsequio de Jesús (4). ¿Qué dijeran ahora, al veros a la Madre y al Hijo vertien– do esa sangre divina por mí? 14.-DíAS LEJANOS Al ver a su Cordero moribundo en la cruz, re– cordó la Pastora la historia de la divina Víctima. En Nazaret aceptó Ella el mensaje de la reden– ción sangrienta. Nueve meses en su seno virginal. Visita al Precursor, al que le había de señalar como cordero de Dios que quita el_pecado del mun– do (1). Adoración en el pesebre de Belén. Primero Ella. Luego venían los pastores a contemplar al Cordero divino ,al Salvador. En nosotros pensaba la Pastora cuando lo en– volvía y lo tenía en sus brazos y lo presentaba al Padre. - 29-
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