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cerla y de evitar a su Pastora las fatigas de la bús– queda. Descansarán los zagales. Suya es la oveja. Ella misma se fatigará por re– cobrarla. Madre del buen Pastor: si tan cruelmente os atormenta a ti y a tu Hijo la sed de almas, de mi alma, quiero saciaros, sin prolongar vuestras ansias como la Samaritana (3). 4.-A LAS OVEJAS QUE PERECIERON Pasó el día en que la solicitud del Pastor debía ceñirse a las ovejas descarriadas de la casa de Is– rael (1). Hoy el Hijo y la Madre buscan a todas las ovejas perdidas. Pues cuando la muerte del Pastor de– rrumbóse el muro de división, y de las dos greyes se formó una (2). Regocíjese la cananea y pida con confianza la ialud de su hija. No se satisfaga con las migajas de los cachorrillos (3). Alargue su mano de mendiga y la Pastora le regalará con el pan de los hijos. Busca hoy la Pastora a todas sus ovejas disper– sas. De todos los pueblos. De todas las razas. Busca almas: cualquiera que sea el color de la piel del cuerpo en que se encierran. Busca a la perdida en la ciudad, a la enmaraña- -17-
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