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leíamos. Acaecíanos estar muchos ratos tratando de esto y gustábamos de decir muchas veces: "IPara siempre, siempre, siempre!" En pronunciar esto mucho rato era el Señor servido me quedase en esta niñez impreso el camino de la verdad." La honda satisfacción de su espíritu buscaba y tia.liaba Francisco de Asís reiterando pausadamente las peticiones o las palabras del padrenuestro y )tras pasajes bíblicos, saludando a la Virgen y aña– iiendo los encantos de la música para empaparse nás en los sentimientos de las laudes. Porque el ;olo nombre de Jesús y de Niño de Belén le embria– taban de dulzura, tornó a pronunciarlos tantas ve– :es en aquella noche memorable de Greccio. No se ruborice el alma de orar con las mismas ,alabras a su Padre y a su Madre del Cielo. Nadie 1a orado mejor que nuestro Señor Jesucristo. Y en u última noche, en el Huerto, tres veces oró larga– nente al Padre, y las tres, según nos refiere el Evan– ;elio (Mt. 26, 44), lo hizo elevando la misma plega– ia. Y el Padre le confortó, movido de las instancias, mor y confianza con que brotaba la súplica del :orazón divino de su Hijo. -11 -

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