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PRIMACIA DE S. PEDRO, INFALIBILIDAD DE LA IGLESIA 63 los pecados a todas las naciones; porque vosotros habéis sido testigos de estas cosas (1). Aquí está clarísima la misión que el Salvador con– fiere a sus Apóstoles, dándoles la potestad e imponiéndoles el precepto de predicar, perdonar pecados y extender su reinado por todo el mundo y a toda creatura. Ellos deben continuar la misión de Jesucristo: Sicut missit me Pater et e.r~o mitto vos (2). Seréis mis testigos hasta los confines de la tierra (3). Veremos más adelante cómo los Apóstoles se dividieron el mundo conocido, cumpliendo con s 1 1 misión salvadora. 34. Primacía de S. Pedro e infalibilidad de la Igle~ sia.-Jesucristo quiere asegurar sobre rocas inconmovibles su Iglesia, concederla garantías de pureza en la doctrina y de estabilidad en el tiempo. Para esto, constituye como Jefe y cabeza a S. Pedro y a sus legítimos sucesores, ador– nándoles con la singular prerrogativa de la infalibilidad en materia de fe y de costumbres. Antes de la muerte del Salvador, cuando S. Pedro le hace confesión sincera y pública de su divinidad, le dice el Señor: Et ego dico tibi, quia tu est Petrus, et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam; et portae inferi non prae1;alebunt adversus eam. Et tibi dabo claves regni coelorum (4). Después de la Resurrección Jesús cumple su promesa y le constituye piedra angular y Pastor Su– premo de su Iglesia. Apacienta mis corderos y apacienta mis ovejas (5), y rige a toda mi grey. Para animar a San Pedro y a los demás Apóstoles les promete el Espíritu Santo que los iluminará y les enseñará a conocer todas (1) Luc. XXIV, 47. (2) Joan, XX, 21. (3) Act. I, 8. (4) }Jatth. XVI, 18. (5) Joan. XXI, 15 y sigs.
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