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PARÁBOLAS DEL SEÑOR 59 en la cárcel a su Precursor S. Juan, da princ1p10 a su predicación. anuncia el Evangelio a todas las gentes de Galilea, cura diversas enfermedades y pasa haciendo bien a todos. De todas partes las turbas acudían a escuchar su admirable doctrina y presenciar sus portentosos mi– lagros. Confirma con palabras, ejemplos y milagros la misión redentora que le trajo a la tierra. En una ocasión, habiéndose retirado a las partes de Tiro y de Sidón, se le acercó una mujer cananea de aquellos términos y le dijo: Señor, Hijo de David, tened misericordia de mí; mi hija es terriblemente atormentada del demonio. Jesús. como para probar su fe, le dijo; Yo soy enviado a las ovejas que perecieron de la casa de Israel. Ella insistió de nuevo y Jesús le replicó: No es bueno tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros. Así es, añadió ella; pero los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. j Oh mujer! respondió el Salvador, grande es tu fe, hágase como tu quieres. Y en aquella misma hora quedó sana su hija. (1). Los exégetas dicen que, preferentemente, fué enviado Jesucristo al pueblo de Israel, pero su misión se extendió también a las otras ovejas que no eran de la casa de Jacob. Hablando de la eversión de Jerusalén y del juicio final, rotundamente afirma que antes se predicará el Evangelio en todo el mundo. « Et praedicabitur hoc Evangelium regni in universo orbe. in testimonium omnibus gentibus: et tune veniet consummatio » (2). 31. Parábolas del Señor. -Con frecuencia solía el Divino Maestro hablar en parábolas a los discípulos y a las turbas que le seguían (3). En muchas de ellas se (1) Matth. XV, 22, sigs. (2) Matth. XXIV, 14. (3) V. WARNECK.-Die .i\1ission in den Reden Jesu, Evang, .i\fh– sionslehre, Cap. II.
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