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DE LA u. M. DEL CLERO 441 2.Q En consecuencia de estos principios, debe el sa– cerdote: a) Instruirse en la ciencia misional, según las exigencias de su vocación sacerdotal y conforme a las necesidades de los tiempos presentes; b) ser apóstol y propagandista incansable de las obras misionales; e) ins– truir y exhortar a los fieles sobre la obligación de cooperar a las obras misionales: el valor de las mismas, su organi– zación, fines, ventajas, favores... etc. etc. Para obtener con más facilidad y eficacia estos y otros muchísimos frutos, es necesaria la asociación de indivi– duos, la unión de voluntades y la convergencia de esfuerzos y actividades, que se conseguirán indudablemente con la U. M. del C. 331 Origen.-El Rvmo. P. Manna, Superior General del Instituto de Misiones Extranjeras de Milán, comprendió que para promover eficazmente entre el pueblo el espíritu misional y la cooperación a las Obras Pontificias, era ne– cesario ganar y organizar al clero. Y desde el 1908 ideaba ya una asociación misional de sacerdotes. Después de algu– nas contrariedades y reformas de su plan, en el año 1915 lo aprobaba el Obispo de Parma, Mons. Conforti, y en el año siguiente lo presentó personalmente al Sumo Pon– tífice. El proyecto se <lió a la S. C .de Propaganda para su estudio, y el 23 de octubre de 1916 merecía solemne aprcbación. La iniciativa se hacía pública en la Revista «Missioni Cattolicfie,, de Milán, el 9 de febrero de 1927. Se fué extendiendo por Italia y otras naciones. Bene– dicto XV, conocedor de la trascendencia de esta Obra, la recomendó vivamente, la hizo suya y la puso bajo la inme– diata dependencia de la S. C. de Propaganda, manifestando sus deseos de que se propagase por todo el orbe cató– lico. El actual Pontífice dice expresamente: «Conrn– ciationem cleri Missionalem apud vos aut jubeatis cons-

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