BCCCAP000000000000000000000190

440 DE LA UNION MISIONAL DEL CLERO CAPÍTULO IV DE LA UNIÓN MISIONAL DEL CLERO 330. El sacerdote y las Misiones.-Ya hemos hablado de la educación misional que se debe dar a los aspi– rantes al sacerdocio y del celo que debe arder en el pecho de todo ministro del Altísimo por la causa re– dentora de las Misiones; sin embargo, no creemos inútil indicar aquí de nuevo algunos conceptos (1). 1.Q Los verdaderos sucesores de los Apóstoles son los Obispos, a quienes puso Dios para regir la Iglesia; pero la actuación inmediata más comunmente se ejerce por los sacerdotes : estos catequizan, instruyen, predican, bautizan, confiesan y administran otros sacramentos. Sien– do luz del mundo y la sal de la tierra, deben iluminar con su ciencia y doctrina, y preservar de la corrupción moral con la fe y buenas costumbres. La misión de Jesucristo fué redimir, y ellos deben hacer llegar su sangre redentora y sus méritos infinitos a todas las almas creyentes o infieles. Son pastores espiri– tuales, y como tales, están obligados a apacentar sus ovejas. buscar las descarriadas y acrecentar er rebaño del Divino Pastor con las que no pertenecen a él, pero que conviene pertenezcan. (1) Véase P. V. EuzoNDO, S .J. La Unión Misional del Clero. Primer folleto. Burgos (1921: ScHMIDLIN. Neves Zur Missions or– ganisation im Klerus (1920); MANNA, o. c. p. 301.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz