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438 LA ÜBRA DE s. PEDRO APOSTOL parece que sienten en contra del universalismo del sacer– docio, de los hechos históricos y de las normas pontificias. Si hay defectos considerables entre el Clero Indígena, tenemos que confesar que desgraciadamente no carecen de ellos muchos sacerdotes de los países más cultos. La esme– rada educación y formación, con la superabundante gracia divina remediará los males. 328. Organiz11ción.---La O. de S. Pedro Apóstol de– pende inmediatamente de la S. Congr. de Propaganda Fide, la cual nombra el Consejo General, que se compone generalmente de sacerdotes de las diversas naciones, donde está establecida la Obra. En cada nación hay un Consejo Nacional, cuyo Director es nombrado por la C. de Propa– ganda Fide. El Consejo General, a propuesta de los Direc– tores nacionales, de acuerdo con los Ordinarios, nombra los Directores diocesanos, quienes tienen potestad de nombrar su comité local, celadores y celadoras. Los miembros pueden ser: a) Fundadores, los que po– nen un capital no inferior a 6.000 ptas. cuyos réditos anua– les sean"suficientes para cubrir los gastos de un alumno en un Seminario; b) Bienhechores, los que dan una cantidad de 400 ptas. anuales para el sostenimiento de un clérigo por un año o una Bolsa temporal de estudio; c) Asociados. los que contribuyen con una cuota anual arbitraria, pero no inferior a una peseta. Se puede ademas ayudar a la Obra con oraciones, con cuotas libres, Bolsas de estudio (1), loterías, adopción de Seminaristas, intenciones de Misas, regalos, objetos de culto, blanquería de iglesia, vestiduras y ornamentos sagrados, libros... y todo cuanto (1) Estas son un modo ingenioso para favorecer a los Seminaristas indígenas, cuyos fundadores recibían una carta cada año de su protegido, la fotografía y otras muestras de gratitud. Ordenados sacerdotes deberán aplicar cierto número de misas por sus bienhechores.

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