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LA ÜBRA DE s. PEDRO APOSTOL 437 vándala luego al grado de pontificia, como la O. de la Propa– gación de la Fe y la Santa Infancia; y Pío XI, en la Encí– clica Rerum Ecclesiae, volvió a inculcarla, como asunto de gravísima importancia, para la extensión de la Iglesia y consolidación del apostolado (1). 327. Imporfoncia de la Obra. ~La formación sólida. competente y digna del Clero Indígena es el medio más eficaz, oportuno y providencial para resolver los pro– blemas misionales. Hoy que los países, imbuídos por las ideas nacionalistas, tienden a sacudir toda dominación e influencia extranjera; las guerras, expulsiones y perse– cuciones se propagan con más violencia e intensidad por las naciones infieles ¿quién va a sostener las cristiandades. confortar en la fe, formar la jerarquía eclesiástica, admi– nistrar sacramentos, etc., sino el sacerdote propio del país? ¿Quién conoce mejor el idioma, el carácter, las cos– tumbres, las inclinaciones, la pscología individual y colec– tiva de los naturales ? Las orientaciones pontificias refo– rentes a esta materia han sido como intuiciones proféticas y determinaciones providenciales para el porvenh- de las Misiones (2). Es preciso descartar los prejuicios de algunos católicos que sostienen que los índigenas son incapaces, inconstan– tes, viciosos... Pero ¿acaso Jesús restringió el estado sa– cerdotal y religioso a algunas naciones determinadas ? ¿ Es imposible la observancia de los deberes sacerdotales en alguna zona del mundo? ¿No tenemos la prueba histórica de muchos mártires, santos confesores, vírgenes, sacerdotes ejemplares y dignísimos en todos los continentes y regiones de la tierra? Luego los que opinan de esa manera, nos (1) Cfr. Revist. Exp. Mis. de Barcelona, n. I, p. 34 (2) Recuérdese lo que hemos dicho acerca del fin específica de las misiones y de la formación del Clero Indígena.

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