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432 DE LA SANTA INFANCIA 320. Origen. -Por los años de 1785 nacía en París de una familia militar Carlos Augusto Forbín-Jasson. Lla– mado por Dios al estado sacerdotaL cursó sus estudios en el Seminario de S. Sulpicio de París, donde fué ordenado sacerdote en el 1811. Luego se consagró al apostolado que ejerció con celo y éxito; y a los 10 años de trabajos y fatigas fué consagrado Obispo de Nancy. Mas los acon– tecimientos políticos de la época le obligaron a aband:mar a su patria y embarcarse para América, donde encontró ancho campo para su ardiente celo. Desde su juventud tuvo intenso amor por las misiones de China y sentía honda pena por los niños que sistemáti– camente mataban o dejaban abandonados. Tal sentimiento le hizo concebir la idea de salvar la inocencia pagana por medio de la inocencia cristiana. El celoso Obispo se fué a Lyón para hablar con Paulina Jaricot, que ya había pensando también en el mismo problema. Aquellas dos almas se entendieron y se compenetraron. Dios bendijo sus anhelos y determinaron la Santa Infancia. A partir de esta fecha el santo Obispo empezó a traba– jar por organizar y extender su Obra. Fué a Bélgica y los Reyes le prestaron su apoyo. Volvió de nuevo a París y recorrió el mediodía de Francia, dos años después, en el 1844, cuando se disponía a realizar su acariciada idea de ir a la China, Dios le llamó para sí, a fin de recompensar su celo con laureles de inmortalidad. El murió, pero su Obra sobrevive extendida por todo el mundo, aprobada y bendecida por los Prelados de la Iglesia y por los Romanos Pontífices. Pío X decía: «Siento mi corazón penetrado por la más dulce consolación, pensando en el gran bien que esta obra bendita hace en todo el mundo». Pío XL con el Motu Proprio del 3 de mayo 1922, la designó como la segunda de las Obras Misionales Pontificias.
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