BCCCAP000000000000000000000190

DE LA SANTA INFANCIA 431 CAPITULO 11 LA OBRA DE LA SANTA INFANCIA 319. El infanticidio es un crimen antiquísimo. La S. Escritura nos habla de los niños sacrificados ante los dioses de los cananeos; los fenicios y cartagineses ofrecían las vidas de sus hijos a Saturno y otras deidades; en Grecia los legisladores y filósofos lo sancionaban; Solón permitía la venta, Aristóteles la aprobaba y Platón man– daba matar a los débiles y contrahechos. En Roma pagana l9s padres tenían derecho de vida o muerte y S. J ustino dice que muchos los estrangulaban. Tertuliano se lamen– taba porque no se castigaba el infanticidio. Estas doc– trinas y prácticas brutales no se han terminado en el paganismo moderno. En Africa, en América, en la India y sobre todo en la China se ven cada día escenas des– gct_rradoras. Jesucristo dijo: Dejad que los niños se acerquen a mí (1). Sobre los niños velan los ángeles que ven a mi Padre que está en los cielos. Lo que hagáis a uno de estos pequeñitos, lo consideraré como hecho a Mí mismo. Quien se atreva a escandalizar a uno de estos pequeñuelos, más le valiera que le atasen una rueda de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar. Muchos son los pasajes del Evangelio que demuestran la ternura que Jesús tenía a los niños. Este concepto divino de la niñez ha sido el inspira– dor de los sacrificios y empresas de la Obra de la Santa Infancia. (1) Math. XIX, 14.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz