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430 PROPAGACION DE LA FE de los catecúmenos y neófitos, las oraciones de los socios, de las misas que se celebran por los celadores y bienhecho– res, según normas especiales. Cada día se celebra en la cripta de la Basílica Vaticana ante las reliquias de los Stos. Apóstoles Pedro y Pablo, por los socios difuntos... 318. El deber de todos.-Esta es una obra de aposto– lado cristiano y popular, necesario y fecundo que forma la más bella solidaridad cristiana; y es deber de todos fomentarla y extenderla por el consejo y la exhortación; de palabra y por escrito; en la catequesis y en la predi– cación, en privado y en público, con el ejemplo y con la acción. Oigamos las palabras del Sumo Pontífice que escribe: «En cuanto a la Obra de la Propagación de la Fe, necesario es que el pueblo acuda con aquella generosi– dad que reclaman al presente las necesidades de Jas Misiones, las cuales se aumentarán en lo sucesivo, engro– sando con sus limosnas esta obra, la principal sin disputa entre las que favorecen las Misiones... No os avergoncéis pues, Venerables Hermanos, ni os dé pereza el haceros como mendigos por Cristo, y por la salvación de las almas, insistiendo con vuestros diocesanos por escrito y de palabra caldeada en la elocuencia del corazón, con el fin de que las cantidades que todos los años recauda la Obra de la Propagación de la Fe, con su munificencia y magnani– midad se acrecienten y multipliquen. Ninguno hay tan pobre o desnudo, ninguno tan enfermo, ni hay hambre y sed comparable a la de quienes no conocen a Dios ni tienen su gracia; y por tanto, los que ejercitan su miseri– cordia con los más necesitados de todos los hombres. estén seguros que Dios no les defraudará de su misericordia: y de su divina recompensa» (1). (1) Cfr. Encic. Rerum Fclessiae, 1. c.

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