BCCCAP000000000000000000000190

FENOMENOS SOCIOLOGICOS DE LA CONVERSION 419 dominador sobre los indígenas. La táctica y la estrategia, reguladas por una prudencia cristiana, le indicarán la opor– tunidad. Un celo indiscreto, una precipitación imprudente pueden frustrar su misión (1). La misma conducta precisa observar en el cambio de ritos, ceremonias, funciones, fiestas, diversiones, etiquetas, etc. La sustitución por sus equtvalentes, revestidos de aparato y so– lenmidad, insensiblemente irá cambiando las tradiciones que sean inconciliables con nuestra religión. Repetidas veces tiene ordenado la Santa Sede que el misionero no debe hacer Patria, sino formar cristianos. Querer que los indígenas vivan como los europeos, que sigan nuestras costumbres so– ciales, que cambien su vida de repente, es un error muy lamentable. La cristianización como la civilización re– quieren su tiempo de preparación. 310. 6.º Las cosfumbres nacionales.-El m1s10nero que es el hilo conductor de la ciencia y de la cultura, no tiene derecho a despreciar al indígena inculpablemente privado de esos beneficios. Como hombres racionales y, sobre todo, como almas redimidas por la Sangre de Cristo, cuya salvación busca, son dignos de amor y compasión. Nunca. por consiguiente, se deberán herir sus sentimientos perso– nales o nacionales por extraños que nos parezcan. El amor de Patria, que nos hace apreciar más lo propio que lo ajeno, es connatural lo mismo al indio que al europeo. ¿Por qué no respetarlo? Cada pueblo tiene sus costumbres. sus gustos nacionales, sus susceptibilidades peculiares, su espíritu propio; y no tiene derecho el misionero, por el mero ascendiente de su cultura superior, a suprimirlo todo ni criticarlo todo. Su misión es cristianizar, civilizar, co- (1) V. G. DuFONTENY, o. c., mayo-junio, 1927, p. 279. Id. Grief,5 des indigénes au sujet de l'Apostolat, en Autour du probléme de l' adaptation, compte rendu de la quat. Sem. de Miss. de Louvain 1926 pp. 13, 16; R. ALLIER, o. c. t. II, p. 116.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz