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FENOMENOS PSICOLOGICOS EN LA CONVERSION 413 estos lugares la fe cristiana, que hemos predicado (1). ¿Qué hacer? ¿Dejar el campo abandonado? No, de ninguna manera. No olvidemos que dónde abundó el delito, sobreabundará la gracia. Un catecumenado prolon– gado y sólido, la frecuencia de los sacramentos, la oración privada y principalmente pública, la mayor separación posible de los no convertidos del ambiente pagano, el ascendiente del misionero, sus cuidados y vigilancia, las frecuentes visitas y exhortaciones, etc., etc., irán vigo– rizando la voluntad de los neo-conversos, acostumbrándoles a la vida piadosa. Si los Apóstoles y evangelizadores de todos los siglos se hubieran abatido y abandonado la em– presH ante las apostasías, deserciones y reincidencias de los convertidos, entonces quizá estuviéramos nosotros to– davía envueltos en las tinieblas del paganismo e idolatría. ¿ Qué hubiera sucedido, si S. Pedro, S. Pablo y Santiago se hubieran dejado vencer del abatimiento? Otros muchos fenómenos psicológicos fundados en la idiosincrasia de los indígenas, en la escasez de cultura, en el atavismo, en las tendencias innatas y otros muchos fac– tores, se presentan con frecuencia en los países de misión. El estudio atento de todos esos coeficientes, nocivos o favorables, debe constituir una de las preocupaciones más importantes del celoso obrero evangélico. Como norma general debe acomodarse, en cuanto lo permite el dogma y la moral; si la acomodación no es posible, buscar los equivalentes cristianos; si tampoco es conveniente, des– truir, por medios indirectos, con suavidad y dulzura, ani– mados siempre de la insinuante caridad cristiana, que es benigna, paciente, nunca obra mal y nunca se irrita... En estos elementos no nos es dado extendernos más; basta (1) Cf. P. S!LVESTRI, l. c. p. 273. (2) V. G. 0UPONTENY, o. c. en Bulletins des Missions, sept.-oct. 1927, p. 340 y nov.-dic. 1927, p.369. V. R. ALLLIER, o. c. t. 1, cap. xu 1 xm.

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