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370 DE LOS SACRAMENTOS 257. 3. º Eucaristía. - Jesucristo en la Eucaristía es come un foco intenso que irradia luz esplendorosa a toda la periferia del globo; una fuente perenne de abundantísima agu2. que brota hasta la vida eterna, y donde bebe la Iglesia su vida sobrenatural y divina. De este Sacramento de amor inmenso arrancan destellos de gracias para las Misiones, cor.suelos y esfuerzos para los apóstoles, celo, amor y sacrificio por las almas. El misionero deberá: a) instruir y preparar suficien– temente a los que se acerquen por primera vez a recibir el Pan de los Angeles, enseñándoles, no sólo lo principal del misterio, sino inculcándoles también aprecio y estima grande por este inestimable medio de salvación y santificación, para que nunca lo reciban con detrimento de sus almas; b) celebrar con ·la mayor solemnidad posible las primeras comuniones, de niños y adultos, a fin de que se grabe indeleblemente ese día en la memoria de los recipientes; c) aconsejar y exhortar a la comunión frecuente, según los deseos y normas de los Sumos Pon– tífices, ya sea en privado ya colectivamente, por medio de comuniones generales. Para animarlos le sará muy i::onveniente establecer alguna Cofradía o Congregación, cuyos socios se comprometen a comulgar determinadas veces al año. La frecuencia de este Sacramento iniciará, dilatará y conservará la fe y la pii'edad en las nuevas cristiandades que vaya formando . Es incumbencia también del misionero explicar la Eucaristía como sacrificio, cuyo significado y contenido debe ser perfectamente conocido por los nuevos cris– tianos. Con este conocimiento asistirán más fácilmente a la Santa Misa los días de obligación y aún los demás feriados. 258. 4. 0 Penitencia.-En la explicación catequista debe ya enseñarse su origen divino, su necesidad, sus condiciones necesarias. El dolor y la integridad, dadas
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