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360 DE LOS FINES INTELECTUALES inteligencia con el conocimiento de las verdades; b) la perfección de la voluntad por la conformidad con la ley y virtud; c) la satisfacción ordenada de las necesidades físicas. Esta triple finalidad entra, por lo menos indirecta– mente, en los fines secundarios de las Misiones. En este artículo trataremos de los dos primeros y en el siguiente del tercero. 245. a) Orden infeledual.-El desarrollo intelectual y científico es una necesidad en el hombre. Síguese de aquí la obligación de la Iglesia y del Estado de concurrir al progreso de las ciencias y de las artes, fomentando la enseñanza y el estudio. La Iglesia en todo tiempo favore– ció el estudio y la enseñanza para los aspirantes al sacer– docio y para los seglares. Ella fundó y propagó las cé– lebres escuelas episcopales, parroquiales y monacales de la Edad Media y muchas de las famosas Universidades europeas. Lo que hizo en los países civilizados procuró realizar también en las nuevas regiones que iba conquistando para Jesucristo. La prueba de esto la tenemos en la Historia de las Misiones, en lo que hemos indicado en los fundamentos apologéticos y en la estadística, al hablar del número de centros docentes que los misioneros tienen a su cargo. Para no repetir ideas y por ser una cosa patente esta fi– nalidad secundaria de las misiones, no nos detenemos más en este punto. 246. b) Orden moral.-El orden moral necesario para pedeccionar la voluntad del hombre, y en cierta manera a todo el hombre, consiste, como hemos dicho, en la con– formidad con la ley, en la práctica de las virtudes cris– tianas y cívicas. Que este fin secundario sea propio de las Misiones se deduce de los fines sobrenaturales, cuya rea– lización sería de todo punto imposible prescindiendo del orden moral, individual y social.

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