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DESPEDIDA Y VIAJE DE LOS MISIONEROS 343 fico, como órgano del mismo Instituto, y portavoz de sus ideas, orientaciones y mentalidad. Un Instituto, de esta o parecida forma organizado, se– ría el grano de mostaza del Evangelio que en poco tiempo se transformaría en árbol colosal y gigantesco; a manera de faro luminoso derramaría rayos de luz sobre el mundo intelectual, nacional y extranjero (1). § IX Despedida y viaje de los misioneros 232. El misionero que se encuentra con vocación, ani– mado a tan santa empresa y debidamente preparado para salir al campo del combate; debe ante todo obtener legal– mente su misión divina, por medio de la autoridad compe– tente. Adquirir todas las facultades necesarias de sus Supe– riores respectivos, a quienes compete determinar el lugar de la Misión. Si ésta es dependiente de Propaganda, como de ordinario lo son tadas las de infieles, le será preciso su permiso u obediencia. Armado el nuevo soldado con las armas espirituales, científicas, materiales, jurídicas, etc. necesarias y con– venientes, debe despedirse como un verdadero Apóstol. Su despedida no debe ser muy larga. Cumplidos los de– beres que impone la piedad y la cristiana educación para con la familia, debe generosamente abandonarlo todo : parientes, amigos, pueblo, nación y patria, para consagrarse a la gloría de Dios y salvación de las almas. En las iglesias o casas, de donde partan los misioneros, será conveniente hacer alguna solemnidad religiosa en la que tomen parte los compañeros y hermanos de hábito y (1) Indicamos sólamente un plan, cuya ejecución dependerá de un conjunto de factores que el tiempo se encargará de ir poniendo en actividad.

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