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338 CATEDRAS DE MrsIONOLOGIA EN EL ExTRANJERO ble todo progreso. El axioma corriente latino que reza: Pluribus intentus minar est ad singula sensus, tiene perfectísima aplicación al campo científico-misional, tan vasto y extenso de por sí, cuyo án– gulo se abre cada día más y más por las nuevas producciones lite– rarias que sin cesar aparecen en esta época de resurgimiento misional. En cada asignatura deben establecerse cuestionarios, programas y tesarios, cuya preparación será obligatoria para todos los alumnos. lo mismo que el exámen oral y escrito. Sería antipedagógico, y de muy exiguos o nulos rsultados, dejarlo a la arbitrariedad de los alumnos y Profesores, cuyas miras, no siempre elevadas y desinteresadas, po– drían ocasionar obstáculos a la causa misional y perjudicar al bien común de la colectividad. Los Prelados y Rectores son los llamados a intervenir directamente en la organización científica y pedagógica de los estudios misionales, por lo menos hasta que entren de lleno en el plan de la ciencia eclesiástica. Para dar una orientación científica a Profesores, educandos y educadores, y aún a todo el movimiento misional y m1s10nero, se hace necesaria la fundación de una Revista nacional de Misiones. don:ie Misionófilos de todos los matices, de autoridad y solvencia científica, publiquen sus elucubraciones misionales, ofreciendo, al mis– mo tiempo, ricos arsenales de Misionología científica para ayuda y servicio de cátedras. Tal es, por ejemplo, la Revista alemana Zeitschrift für Missionswissenschaft, de Münster (1). § VII Cátedras de Misionología en el Extranjero: Un modelo 2:30. Los protestantes, con mucha anterioridad a los católicos, trataron de los problemas misionales contempo– ráneos y enfocaron sus energías a tres blancos principa– les: la organización, el dinero, y la ciencia misíonológica. (1) Quizá en la actualidad no sea todavía viable, pero es un ideal al cual se debe aspirar. La Primera Semana de Misionología celebrada en Barcelona el 1930 acordó que todas las entidades per– tenecientes a la AFEME debían contribuir. por ahora, con trabajos científicos a la autorizada Revista «Illuminare», órgano de la Unión Misional del Clero en España; así se viene felizmente reali– zando.

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