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DE LA FORMACION CIENTIFICO-MISIONAL 33] § IV De In formación científico-misionnl 227. S. Francisco de Asís manda en su regla que los aspirantes a las misiones sean examinados y apro– bados. y que no se envie a los que no se juzgue idóneos. S. Focancisco Javier quería misioneros instruídos y per– fectamente probados en los Colegios y fuera de ellos. ·Creemos que es necesario en los actuales tiempos no conformarse con una formación general, sino una for– mación especial, científica, y metódica. Es doloroso confesar que entre los católicos se ha descuidado este punto de tanta transcendencia. Si no. .¿,cuántos son los Conventos y Seminarios donde la for– mac10n científico-misionera forma parte integrante y obligatoria de sus programas de estudio? ¿Dónde exis– ten Manuales, exámenes, profesores especialistas, etc. de Misionología? De aquí que salen los alumnos con sólo los cono– .ciimientos comunes a todo sacerdote, sin orientación fija y definitiva en el orden misional, sin bagaje y prepara– tivos misioneros apropiados. A muchos quizá se les mandará sin haber abierto un libro de Misíonología, sin -conocer lo que comprende esta ciencia: sus bases, prin– cipios, aplicaciones, etc. Al terminar la carrera podrían preguntarse muchos a sí mismos ¿Qué haría yo si ahora me hicieran misionero ? ¿Cómo desplegaría mi actividad -entre infieles? ¿Cómo me arreglaría para fundar una Misión? Con toda su buena voluntad, deseos y entu– siasmos no sabrían cómo arreglarse, se expondrían al fracaso o a perder considerables frutos, por falta de edu– cación y preparación misionera, y se les podrían aplicar aquellas palabras: sine consilio exeunt in proelium...

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